El Espíritu de Yotanka

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“Hubo un tiempo en que los hombres adoraban el becerro de oro, hoy los hombres han cambiado y se postran ante el oro del becerro”
Antonio Gala. Escritor, poeta y humanista.
Sube el mini telón y aparece el único personaje de la mini obra, Viento del Norte es un viejo anciano de la tribu de los iroqueses que permanece inmóvil delante de una gran cueva, en su gesto hay gallardía, tristeza y refleja la nobleza de su anciano corazón, levanta las manos invocando al mundo invisible y tras unos minutos de silencio saluda con decisión y con humildad a los cuatro elementos.
-Saludo a los espíritus de las cuatro atalayas del mundo y que sustentan los cuatro pilares básicos de la cúpula celeste.
El anciano como si esperase una respuesta permanece en silencio mientras en el horizonte va cayendo la tarde, las lágrimas de sus nietos Pequeño Gorrión y Pequeña Luna rogando que se quedase le causaban al anciano un gran dolor, amaba la vida y a su familia más que a nada terrenal, pero su cuerpo envejecido tenía que dar paso a ese alma libre que ansiaba volar, con las imágenes del adiós torturando su mente, Viento del Norte siguió con su oración.
Saludo a los espíritus de las Atalayas del Norte,
que son y que representan,
los poderes del aire y,
del mundo etéreo.
Saludo a los espíritus de las Atalayas del Sur,
que son y que representan,
los poderes del agua y,
del mundo intuitivo.
Saludo a los espíritus de las Atalayas del Este,
que son y que representan,
los poderes de la tierra y,
del mundo físico.
Saludo a los espíritus de las Atalayas del Oeste,
que son y que representan,
los poderes del fuego y,
de la fuerza del cielo.
Mientras el cielo se hace oscuro y el sol da paso a la luna, Viento del Norte entra en la gruta en donde la calma y la oscuridad son tan solo invadidas por un débil rayo de luna que ilumina su caminar, se sienta en un rincón y enciende un pequeño fuego, una vez que las llamas prenden las ramas secas, Viento del Norte saca una larga pipa de hueso, la enciende y exhala el humo, después sigue con su oración.
-En el nombre del bien os doy las gracias, os pido amor y deseo cosas.
-Os doy las gracias por todo lo recibido y por proteger a todos mis seres queridos, os pido por todas las personas que sufren una persecución para que puedan superar con éxito todas las pruebas y para puedan encontrar un antídoto que neutralice el mal.
-Deseo que todas esas personas malignas que gozan con la desgracia, que se alegran del mal ajeno y que con engaños propician la caída del prójimo, deseo que todas esas personas que la maldad ha germinado y echado raíces en sus corazones, deseo con toda el alma que su presencia sea extirpada como una mala hierba de la faz de la tierra para siempre y por siempre jamás, así sea!
-Para mi existencia tan solo deseo lo que he deseado siempre, nobleza de corazón para vivir y templanza en el segundo final de mi vida.
Viento del Norte agacha la cabeza y se sumerge en un trance, la gruta se ilumina con una difuminada luz que señala una presencia, de los labios de Viento del Norte salen dos nombres que se emociona al pronunciar, Agua Brava y madre.
Suenan tambores con sones de muerte y Viento del Norte parece dormitar, el escenario se cubre de humo y unos versos recitados por Yotanka Coicou por los mini altavoces de la mini sala anuncian el inminente final.
The calm and the storm,
Concord and war,
The screams and silence,
The soul and matter.
What I will be,
What I did is,
What I loved and,
What I love is.
In the air and on the ground,
In fire and water,
In the dust and ice,
In the mud and on the grass.
Lucas Lazar. Homenaje a Ellie Brown.
Una vez terminada la declamación poética todo queda en silencio y mientras la escena se torna oscura lentamente baja el mini telón.
“Estúpidos hombres blancos que nos traicionaron mientras fumaban la pipa de la paz, estúpidos hombres blancos que se pensaron que su Dios era mejor que el nuestro, estúpidos hombres blancos que transformaron el color de la hierba en el rojo de la sangre, que tiñeron el blanco neutro de la nieve en el color de la oscuridad, y que trajeron a estas nobles tierras centurias de penurias, ríos de sangre y un mar de tristeza, de muerte y de soledad”
La Muerte de un Piel Roja.
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