Story -

El último Tren. Segunda y Última Parte.

El último Tren. Segunda y Última Parte.

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“Un último tren viajando dentro de un último sueño, un convoy con dos destinos, un placentero viaje hacia un valle de amor y de paz, o hacia un turbulento y frenético destino viajando por la ira y el odio hacia el más profundo de los abismos”

El Último Tren.

Segunda y última Parte.

Las dos amigas en tan solo unos pocos minutos intentaron contarse la una a la otra lo que habían sido sus vidas hasta ese momento del fortuito encuentro en la desolada estación, Lola, dejando de fingir y ante los atónitos ojos de su amiga rompió en un amargo llanto, envuelta en una tormenta de amargos sollozos se sinceró con su amiga y le contó toda la verdad, Lola confesó a María sus verdaderas intenciones esa tétrica noche en la estación de ferrocarril, María visiblemente asustada y profundamente entristecida la abrazó mientras la intentaba consolar:

María-. Tú siempre has sido mucho más fuerte e inteligente que yo, te salieron los dientes mientras la indiferencia y el desprecio hacia tu persona por parte de tu familia crecía, tú siempre estuviste por encima de las vejaciones, de las humillaciones, de los malos tratos y de las ofensas a las que siempre estuviste sometida, y después de los dos intentos de asesinato por parte de dos de tus amantes más despechados… ¿Qué te puede extrañar de la gente o de los hombres? No me puedo creer que hayas decidido tirar la toalla, que lo hubieras podido hacer, tú eres un ejemplo vivo de superviviente cómo para que nada ni nadie pueda acabar contigo ni con tus ganas de luchar y de amar, pero sobre todo eso, con tus ansias de vida.

Lola, mucho más tranquila por las palabras de aliento de su amiga le contó que estaba rota, sola, machacada y hundida, que mucho más que en el suicidio pensó en la eutanasia, María se echó a reír por la ocurrencia tan surrealista y mientras la abrazaba, entre risas se preguntó, ¿porqué no serían lesbianas?, los problemas que se hubieran quitado de encima si hubieran podido prescindir del egoísmo sin límite ni medida del corazón de los hombres. El sonido de un mensaje entrante en el celular de María hizo que ésta lo cogiera con la decisión de quién espera una llamada, cliqueó y se abrió una ventanita en el dispositivo de última generación, mientras leía el mensaje a su amiga daba una explicación:

María-. Es Pablo Pérez, había quedado con él en la cafetería de enfrente hace más de media hora, y me pregunta en donde estoy, voy a enviarle un mensaje, espera:

María dice:

 Me he encontrado con una amiga y tengo que llevarla a mi casa, coge el coche y nos recoges en la puerta de RENFE, la dejamos en casa y después nos vamos ¿Okey?

Pablo dice:

Llevo aquí de plantón más de cuarenta minutos esperándote, eres una informal, sabes que te digo…que te recoja tu tía.

María dice:

Mira guapito de culo, hay dos tipos de mujeres en este puto mundo, las integras, entre las cuales me incluyo, y las pasadas pesadas que por un tío al que acaban de conocer dejan a su mejor amiga colgada, hasta nunca y no te molestes en volver, según cierre sesión te diré adiós también en Facebook, y cuando tengas ganas de eso que tú ya sabes, haces de tripas el corazón y te follas a tu madre.

María miró a su compungida amiga y sintió como el corazón se le llenaba de júbilo, sacó un pequeño bloc de su bolso y mientras Lola la miraba agradecida escribió unas notas en él, después ambas mujeres se levantaron y caminaron hacia el exterior del feo y arcaico edificio de la estación. María comentó a Lola que escribía poesía en un blog, que cada vez que se le ocurría una idea la apuntaba en un cuadernillo, y que una vez corregida y pasada a limpio la publicaba en Internet.

Cogidas del brazo como si no se hubieran separado nunca las dos amigas entre risas cruzaron toda la ciudad hasta llegar a casa de María, olvidada en el andén quedó la vieja maleta de Lola como un testigo mudo del encuentro, de  lo que pasó y de lo que hubiera podido ocurrir. Quienes a la mañana siguiente la encontraron se sorprendieron del poco peso, pero la sorpresa dio paso a la perplejidad cuando al abrir la gastada maleta para examinar su contenido no encontraron absolutamente nada en su interior.

El largo trayecto hasta la casa de María sirvió a las amigas para terminar de ponerse al día en la vida de una y de otra mujer, Lola sintió curiosidad por el apunte de poesía que María escribió unas horas antes cuando abandonaban la estación, le pidió a su amiga que lo leyera, quería darle una opinión, María sacó la libreta del bolso, buscó el apunte y de forma solemne comenzó a leer:

* El Último Tren *

En una vieja estación,
se detuvo un extraño tren,
con solitarios pasajeros,
y entre ellos te encontré.

Una estación fantasma,
para un último tren,
que circula al alba,
con carbón de tralhuén.

Un viaje por el plasma,
en un último tren,
que transita por el alba,
bordeando un terraplén.

Una oscura estación,
para un siniestro tren,
con solitarios viajeros,
y entre ellos te encontré.

Lucas Lazar. Contando Historias.

El relato que comenzó con un marcado tono melodramático paulatinamente ha ido evolucionando hacia un tono más amable, jocoso y mucho más cercano, la historia podía haber terminado de muchas maneras diferentes, pero he preferido enviar un mensaje esperanzador apoyado en esa amistad eterna sin barreras ni medidas, y que pese a lo rara y difícil de encontrar, realmente existe.

Para finales terribles hoy no hacen falta ficciones, basta mirar, leer o escuchar cualquier noticiero global para poder contemplar la realidad más sórdida, terrible y cruel en cualquiera de sus manifestaciones más crueles y perversas.

Dedicado a Rocío Lucas y a lo Absurdo del Suicidio.

“Un tren llamado muerte está parado en las barreras del destino, en su interior todo es silencio, incertidumbre, confusión e inquietud, los viajeros saben que tan solo hay un trayecto sin posibilidad de regreso, los humeantes cráteres del mismísimo infierno”

Un Último Tren con Destino al Infierno.

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