Tiempo y Muerte

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"Cuando tengo que elegir entre el camino del pensamiento o el de la acción, recuerdo la muerte apostando por la vida, la muerte no trae nunca ningún placer al mundo de los mortales"

John Steinbeck.

La muerte es una lacra, la muerte es un estigma, la muerte es esa frontera que nos separa de la vida y que nos transporta al más allá. La muerte es fea, la muerte es una herida, la muerte es esa pesadilla de nunca despertar. La muerte es ese trance que siempre le ocurre a los otros, la muerte es esa tierra que algún día tendremos que pisar.

Dentro de ese universo de penuria que configura la muerte existen muertes malas y muertes buenas, la muerte es la prueba de amor más eficaz para reconocer el amor separándolo de caprichos y de deseos, el amor es sacrificio y una entrega que antepone la vida de la persona amada a su propia existencia.

La humanidad vive rodeada de crimen y de muerte, la muerte es un lucrativo negocio que nunca decae, se hacen entierros de primera, de segunda y de tercera categoría, pero la muerte en cualquiera de sus manifestaciones, en estuches de madera, de acero, de cartón, o en la tierra fangosa de los genocidios a todos nos deja igual de indefensos ante la vida, la muerte es siempre un drama, eso es cierto, fea hasta la saciedad, pero mientras ese momento llega y a pesar de la fealdad hay que pasar a la acción viviendo la vida apurándola hasta la saciedad.

Coincido plenamente con el señor John Steinbeck, la muerte en cualquiera de sus manifestaciones e independientemente de la edad de la persona fallecida, nunca aporta ninguna cosa buena a la psique de los supervivientes, siempre y cuando esas personas no sean psicópatas.

Existen y han existido personas que no deberían de morir nunca, frente a otras entidades que no hubieron de haber existido jamás, el único aspecto positivo de la muerte es que a todas las personas trata por igual, ricos y pobres, héroes y villanos, analfabetos e ilustrados tarde o temprano tienen que vagar por esos oscuros paisajes que dibuja la parca.

No existe en ningún código ético de occidente ninguna explicación lógica en relación a la muerte, un hecho tan natural y tan trascendental debería de ser estudiado en los colegios públicos desde los primeros años de vida con la misma importancia que se estudian otras materias, comprendiendo y aceptando la muerte como un hecho natural se puede comprender y valorar mucho mejor ese tiempo de vida que cada persona tiene que vivir.

La muerte sigue y seguirá estando al servicio del horror, se contempla lejana y difusa, hasta que un día sin avisar la fría mano de la muerte nos toca el alma.

Nacemos y morimos con la misma naturalidad que florece un olivo bajo los rayos de Sol, pese a eso existen buenas y malas muertes vestidas de placidez o de rencor, el boato nunca da ni quita nada, se puede morir en un lecho de cartones y ser una excelente persona y morir entre algodón, seda y ser un criminal, un rastrero o un sinvergüenza.

Si la muerte se aborda con la importancia que requiere el tema, el mundo sería un lugar más seguro, más limpio de inmundicia y menos mezquino, personalmente y en relación a la muerte me posiciono junto a los pueblos aborígenes de Norteamérica, culturas que pese a los siglos, a las virtudes del progreso y pese a los diversos genocidios se resisten a desaparecer del planeta, y que hoy por hoy, posiblemente en ellos se encuentre la salvación de América

La muerte es una fría laguna,

en donde se baña mi alma,

la muerte es un cuchillo,

que se clava en la garganta,

la muerte es un susurro,

o un grito en la mañana.

La Muerte y Yo.

En la vida hay momentos gozosos, gloriosos y momentos que como Pedro Casariego, tenemos ganas de volarnos los sesos o de arrojarnos a un tren, pero la vida pese a no estar valorada es un don glorioso que se debe de respetar y mirarnos en esos millones de personas que pese a las persecuciones y pese a los genocidios luchan diariamente por sobrevivir.

Se vislumbran de nuevo en el horizonte las visiones apocalípticas de Bertolt Brecht, con sociedades corruptas que apoyan y respaldan a gobiernos injustos que proclaman leyes abominables y que dictan sentencias que atentan contra los principios más básicos de la libertad.

Para respetar la vida no hace falta adentrarse por los pasillos del dolor y de la miseria, basta mirar un noticiero, o fijarse en Estephen Hawking cuando se esfuerza en una conferencia sobre los agujeros negros.

Seré una sombra chinesca,

un gusto en el paladar,

seré una brisa fresca,

un silencio al despertar.

Seré una rima burlesca,

un sollozo al llorar,

seré una hiedra seca,

un eterno galopar.

Seremos lo que fuimos,

lo que fuimos será,

fuimos lo que somos,

y lo que somos será.

Seré una flor muerta,

una estrofa sin cantar,

seré una ilusión yerta,

un suspiro al caminar.

Seré una sombra chinesca,

un gusto en el paladar,

seré una brisa fresca,

un silencio al despertar.

Lucas Lazar. Contando Leyendas.

PD:

La muerte es un duro trance que tarde o temprano todos los seres vivos tenemos que experimentar, buenas y malas personas, con las manos vacías o repletas de alhajas la muerte es ese tren que… unas veces con antelación y en otras ocasiones, con un retraso, siempre… siempre llega, y mientras tanto, al igual que Steinbeck, disfrutamos de la espera e intentamos vivir.

La vida pese al progreso sigue siendo un misterio flanqueado por la muerte, hay muertos que sentimos como vivos y personas vivas invisibles a los ojos.

“La muerte es un río que surge del corazón, la muerte es una daga que rasga la razón, la muerte es una herida, un tiro cargado de aberración”

La Muerte y Yo.

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